viernes, 20 de mayo de 2016
EL JURADO
EL JURADO
¡Escucho, escucho, escucho y no me aclaro!,
¿vamos a liberar a un asesino?,
esto no fue una estafa o un asalto,
a matado a su padre son el filo
de una vulgar navaja sin pensarlo.
¡Es un vil delincuente, es un convicto!,
lo dice la maldad de su prontuario,
no hay nada que decir, todo se ha dicho,
tanto odio acumulado por los años,
es el canto que entonan los proscritos
de malnacidos guetos proletarios,
tarde o temprano cumplen su destino
bajo el yugo infernal que han heredado.
Me marcho pues quedé con dos amigos
e iremos a algún bar por unos tragos,
libremos al maldito del suplicio
y unánimes votemos por el fallo.
¡Culpable!, y no cuestionen su castigo,
irá en su propia ley hacia el cadalso…
de la infantil tortura al precipicio,
de la orfandad más dura al cruel espanto,
de la injusticia humana hacia el abismo…
¡No sigan más, por Dios que no me aclaro!,
no debe de estar más entre los vivos,
quiero escribirlo ya y tiembla mi mano.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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