A Lísimaco Chavarría
(El poeta y educador fue declarado Benemérito de la Patria, en 1994.)
Por las heridas calles de mi tierra
camina su penar de bardo alado
y en la purpúrea rosa el viento encierra
la lira de un cantar privilegiado.
En los valles florecen sus anhelos
hondos como el paisaje campesino
y de azucenas se ornaron los cielos
cuando un aire mortal selló su sino.
Un anuncio de sol, una promesa
sembraste con tu acervo literario
y en la verde humedad un árbol reza
con tus trinos en flor por campanario.
A la yunta y cansancio del boyero,
al hambre y la miseria del proscrito,
al cáliz doloroso del minero
les diste el resplandor de lo bendito.
A los tibios naranjos, a las guarias
a los lampos de fuego y al riachuelo
les diste tus romanzas solitarias
como el jilguero fiel te dio su vuelo.
Eterno trovador de mansedumbres
cautivo de espejismos y ciudades,
el estro te obsequió todas las lumbres
para vestir de luz tus soledades.
Aedo de los lúgubres cipreses
que debeló del verso su teorema,
quién pudiera halagarte cual mereces
y no con este escuálido poema.
Se ha apagado la voz, calló el poeta,
lo esperan sus espigas y amapolas
y es su espíritu amado una saeta
que brotó en esta tierra que acrisolas.
Mardy Mesén R.
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