NIEVE (Soneto isabelino)
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Tiene el aspecto etéreo de las diosas,
la nítida caricia de su albura,
se silencian los nidos y las cosas
tras su cristal esencia de agua pura.
¡Oh, nieve que retornas exultante!,
cuantos pudieron divisar tu ruego
sobre los techos tristes un instante,
a tu invernal azur, volvieron luego.
Tan blanca es la pureza donde encierras
el espíritu lúdico del mundo
que las torpes codicias y las guerras
lucen adormecidas un segundo.
Lleva el orbe una blanca cabellera
mientras la luna observa prisionera.
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Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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