Crisálida
Debajo de la piel de su inocencia
hay un cántaro roto que vislumbra
un zarpazo de sombras
en busca de la dádiva del sol.
La rayuela sin lapso de esperanza,
el rostro de la noche
cual bóveda de miedo
tradujo hasta el dolor su tibia cuna.
No ha exhibido un sostén,
no ha pintado sus labios,
el prefacio de su candor se muere,
efluvio lapislázuli que rompe
la fuente que erosiona sus mejillas
como escarcha de arena y decepción.
Mardy Mesén R.
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