jueves, 2 de julio de 2015
A MI PADRE
A MI PADRE
Has de volver a tu pueblo,
irás a su costumbre,
al paisaje que a golpe de uñas
parió tu desgarro,
y verás, en ráfagas de sol,
los días,
los amigos,
el último pan sobre la mesa
de un cielo prístino.
Junto a tu madre de tierra,
de flores y cicatrices,
verás el junco y el valle,
la hoguera de una infancia humilde,
la tibia muchacha,
su claridad lejana,
la gota, la ola…
ese parpadeo de azul
que dejo el primer asombro de mar
en el silencio de tu ojos.
Verás la casa y las horas,
y los álamos vencidos
bajo las nubes de menta
de tu Miramar querido.
Verás al hombre niño,
su miedo trunco,
su esencia rota,
caminar las mismas calles, padre,
con botas nuevas,
como un reflejo de tu alma
por el viejo pedregal hacia la escuela.
Entre lodo verás
las pezuñas de las bestias,
el lomo del buey cansado,
y las brasas del estío en la floresta.
Y verás, padre,
que nada ha terminado,
que vuelves a todas las cosas que amaste,
amando también las que has dejado;
como un galeón que se interna en el mar
verás los besos retoñados,
el azahar de otros altares,
el último pañuelo perfumado,
la esposa que recuerdas en tus noches….
y el cielo de los cerros que has amado.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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