4 SONETOS EN ARTE MAYOR
Soy Amor ( Soneto I Enfático )
Soy de la humanidad la luz silente,
mística devoción sin arrogancia,
moda que permutó a lo trascendente,
ruego para vencer la infiel distancia.
Soy, en la soledad, benevolente,
ángel que distribuye la abundancia,
sol de los corazones de la gente;
soy de la plenitud la fiel fragancia.
Verbo rotundamente definido,
fiel a la claridad que resucita
todo lo verdadero y lo profundo.
Cáliz que dignifica lo vivido,
río de plenitud, bondad que habita
siempre en las oquedades de este mundo.
Sobre la punta del alfil albino,
baila mi suerte de imperiosa llama,
una implosión de muerte la reclama
y la despierta en su mortal camino.
Quiero volar y entretener mi trino
con la ironía de la luz que inflama
la caprichosa y distendida rama
sobre las huellas del halcón cetrino.
El mundo sabe que morí en reveses
al tropezar con la ilusión oculta
frente a aquel dardo de furiosa hombría.
Mas fue mi fe la que creció con creces,
de mi linaje la pasión exulta
frente al desgarro: “¡Venga ya, utopía!”.
¿Por qué? ( Soneto III Heroico )
Por siempre cabe el sol en el celaje,
el viento incluso empuja los veleros,
en tanto el orbe mueve su paisaje
y llueven sobre el mar los aguaceros.
Y si un turpial se pinta de plumaje,
dormido entre los cerros prisioneros,
¿por qué no he de vivir en mi lenguaje
afín a sus confines plañideros?
He sido proyección de resplandores,
el rostro en las raíces de una fuente,
que anduvo entre poetas, trovadores.
Aquel que comprendió en su despedida
la augusta sensación de estar ausente
del vano simulacro de la vida.
Soneto a la Renuncia (Soneto IV Melódico)
Renunciar al sermón de las esporas,
al poema preciso y apropiado;
renunciar al espectro del pasado
y al grillete del sol de las auroras.
Cual espíritu gris entre las horas,
el carmín en el pétalo imantado
me estremece de esencia liberado,
y me engulle con ansias vengadoras.
Ilusión de la sórdida neblina
que se pierde en su fuerza desbocada
por la duda voraz de mi tormento.
Y, en la asfixia mortal y sibilina,
esa luna invencible y desgarrada
es el verbo vital de mi alimento.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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