sábado, 24 de septiembre de 2016
Huye el sueño del hombre
Huye la tarde gris sobrecogida,
y el céfiro que alcanza al cervatillo,
huye el sol invencible con su brillo,
y las fúnebres sombras de la vida.
Huye el sueño del hombre que lo olvida
herido de silencio. Me arrodillo
sobre la grama añil viendo el sencillo
y sempiterno vuelo de esa huida.
Cargan la cruz de efímera fragancia,
la locura de ser mañana muerte
en la más invisible resonancia,
los hábitos del hombre cuando, inerte,
entre una ignota y súbita distancia,
comprende el espejismo de su suerte.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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