jueves, 2 de abril de 2015
La Tarde
y el calor se concentra en la desierta
casa donde la pena es importuna.
Tan pálida es su piel como la luna
y hay una herida oculta pero abierta,
una emoción discreta y encubierta
que no se rendirá de forma alguna.
Es muy triste enfrentar el nuevo día
en la casa bordeada de agonía,
acostumbrarse a ser, quizá, más fuerte.
No se olvidan jamás esos dolores
por más que vuelva el sol con resplandores,
cuando un padre se ha ido con la muerte.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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Cuadro de Serie: “Calor de Hogar” de
Carlton Alfred Smith (1853-1946)
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