DULCE VERANO
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Respira la emoción adormecida,
ese brote de sol, su transparencia,
con alas invisibles, la conciencia
reposa en el jardín, reverdecida.
El vuelo evanescente de las aves
le regala al estío en el vergel
ese golpe de azul sobre el pincel,
mientras deja en las hojas tintes suaves.
La dama de las prendas nacaradas
descansa en la canícula notoria.
Son las horas cual ninfas sonrojadas
en fuga por la tarde migratoria,
desde un arco de luz, flechas lanzadas
en onírica y dulce trayectoria.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
Derechos Reservados
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Cuadro "La Siesta", de Julio Romero
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