miércoles, 10 de enero de 2018
EL NOMBRE DE TU ROSA
de fríos y silencios compartidos,
le ha dejado saber a sus latidos
que ya no habrá más puertos ni paradas.
Mencionarlo es volver a sus celadas,
al desaliento amargo de fallidos
intentos de olvidarme guarnecidos
entre otras mustias manos abnegadas.
En tu fronda invernal, ella despierta,
le abriga tu mentira más piadosa
mientras mi nombre esquivas tras la puerta.
Y, al palpar esa flor que no es tu rosa,
en la nevada flora que está muerta,
vuelve a herirte mi espina voluptuosa.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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