A Chelo Alvarez (Juego de Halloween)
¡Y vuelve la burra al trigo!,
o más bien, ¡la bruja al ruedo!,
no será entonces tan buena
si va pidiendo refuerzos
para combatir mi encanto
y mi efectivo embeleso.
.
Ya mejores lo intentaron,
pobres, aún lo recuerdo,
terminaron con joroba,
con verrugas por el cuerpo;
con las patas como cactus,
llenas de espinas y pelos;
amén de tuertas y calvas,
terminaron sin consuelo,
pues les quité los maridos
y los mandé al mismo averno,
ya aburrida de regalos
y de sus odiosos ruegos.
.
Pero hay gente temeraria,
brujas de muy corto vuelo
que aún ignoran la desgracia
que es interrumpir mis sueños.
Recuerda que eres “Aldonza”
y no yo, te lo recuerdo;
vas a tener que aceptarlo,
pues hay archivos del reto.
A ti te lucen los locos,
locos, dementes y viejos;
lo mío, pues ya lo sabes,
es lo lozano y lo bello.
Y, ya que insistes, te aclaro:
no, no soy Miss Universo,
no porque no lo merezca,
ha sido falta de tiempo,
he estado muy ocupada
hechizando caballeros,
invirtiendo en “real state”
y gobernando mi reino.
.
Pero escuché tus gruñidos,
tu insoportable berreo,
incluso la pobre Erato
ya te aplicó su bloqueo.
Tus brebajes de gusano,
tus compotas de veneno,
solo podrían causarme
un poco de mal aliento.
Pero para que no pienses
que no valoro tu esmero
te he dedicado un conjuro
a ti y tu equipo completo:
“¡Vuelen, crípticas arpías,
vuelen, infernales cuervos!”,
víboras de la Gran Gruta,
enrósquense por sus cuerpos;
saquen sus lenguas letales,
beban sus fluidos etéreos;
inoculen en sus venas
este conjuro perverso;
que se les brote la cara
con viruela del averno,
y que les crezcan sin pausa
bigotes gruesos y negros;
que cuanto coman y beban
se convierta en triglicéridos,
y entre las cejas les salten
ácaros, piojos de cerdo;
que les caiga la papada,
por las rodillas, los senos….
Que si montan sus escobas
se queden siempre sin frenos…”
¡Amigus allarte arresti,
allarte ascendari resto!
San José, Costa Rica.
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