EL SEXTO SENTIDO
Me acuno en la penumbra de la espera
de otra visión luctuosa y delirante,
ellos vienen a mí y no hay manera
de huir de este martirio alucinante.
Están en todas partes. Cada día
en la mediumnidad de mis albores,
su dolorosa y triste geografía
es la sombra espectral de mis temores.
Por el aciago infierno de mis horas,
vienen a mí las almas sin amparo,
con trémula inflexión y sin demoras
porque, en su ignoto abismo, soy su faro.
No podría ayudarme, no, doctor,
es infructuoso y vano su interés,
a su lado descubro que el horror
estará siempre aquí y vendrá después.
En el umbral preclaro de la muerte,
en el limbo sin lumbre, les percibo;
no se ha acercado a mí por karma o suerte,
ya no es, usted, doctor, un hombre vivo.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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