levemente perceptible
como el caer de una pluma.
Mi faz, cual pálida espuma,
tiembla entre el sendero oscuro,
busca un resguardo seguro
pero en sus pasos se enreda;
a tientas en la arboleda,
salta el hervor de un conjuro.
La luna el campo ilumina,
busco del miedo el valor
y desde el claro esplendor
surge la estampa asesina.
Mi aliento se arremolina
y en su presa me convierte;
ya en las fauces de la muerte,
intento que retrocedan
mas las fuerzas que me quedan
me abandonan a mi suerte.
.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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