DESDE EL ALBA.

Sextina

DESDE EL ALBA.



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Tus brazos son la piel que irrumpe al alba,
el firme advenimiento de ese cuerpo,
el lúdico espejismo de mis ojos
al filo de la luz serena y breve.
Tus brazos son la ruta de mi sombra
anclada a la inquietud del nuevo día.
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El mundo y tú, la ensoñación del día,
un infinito beso busca el alba,
desperdigada va la tenue sombra
con la ilusión de amar por todo el cuerpo.
Hemos izado el tiempo mudo y breve
para besar su luz con nuevos ojos.
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Este amor es, amor, pan de mis ojos,
nos nacieron las bocas ante el día;
desnudándose en flor, el tacto breve
se ha olvidado del miedo y muerde al alba;
fosforece la forma de mi cuerpo
como espiga que danza entre la sombra.
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Nace la claridad de amar tu sombra
virgen en floración de abriles ojos,
juntos en el silencio, cuerpo a cuerpo,
bebes desde mi seno el sol y el día;
carne del despertar que aroma el alba
no hagas de esta pasión tu encanto breve.
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Este sublime espacio encarna el breve
sortilegio incesante de la sombra,
las venas que palpitan justo al alba
se reconocen, sabias, sin sus ojos,
y, en la inflexión carnal del nuevo día,
dejan su vacuidad en pos de un cuerpo.
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Tiritando, las manos por el cuerpo
han despertado al aire tibio y breve,
hay júbilo en las frondas porque el día
es un torrente en celo por la sombra,
y, desde el verso claro de tus ojos,
solo hay ternura, amor, esencia de alba.
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Hay rocío en el alba de mi cuerpo,
como ojos que se avivan en la breve
sombra de plenitud que instaura el día.

Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica
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