Para Ángel
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Tan breve, tan brevísimo y fugaz,
como ese movimiento de la hoja
que nace del rocío que la moja
con su goteo etéreo y pertináz,
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así de sugerente y de procàz
es la nívea ilusión que el alma aloja
en esa ensoñación que la despoja
de su habitual cordura y su disfràz.
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En esa evocación de levedad
trocamos soledades por placeres
en un sueño de gloria consumado.
¡Quién pudiera tejer de eternidad
esa estación de amor y amaneceres
con tu rostro en mis senos arrullado!
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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