DOS ROMANCES HEROICOS
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.
A REYES
.
Si escuchas de la luz la voz temprana
oirás, amor, mi cálido deseo,
envuelto en esa dádiva sedosa
de la aurora que incendia el vasto cielo.
Verás que soy la brisa que te toca,
que soy el incesante titubeo
de dos manos vencidas por la muerte
que entre sombras te palpan como un ciego.
Esta metamorfosis representa
al frágil espejismo de mi cuerpo,
la claridad del alma nunca olvida
el amor que latió dentro del pecho.
Reyes, si estás atento, si presientes
que algo rozó tus labios, no es el viento,
es esta evocación tan misteriosa
que me permite ser airado beso.
No llores por mi rostro inadvertido
ni por el palpo astral de este secreto,
desnúdate en la lúdica consciencia
y abísmate en mis brazos en silencio,
que mis muslos se aferren a tu espacio,
y no olvide mi pálido esqueleto
ese canto de zíngaras, el ruido
de esa pulsión vital de nuestro sexo.
Quiero el réquiem airoso de tus venas
por siempre en las instancias de lo eterno,
que el ànfora funesta del olvido
no vierta entre nosotros su veneno.
Cada golpe de mar en sus vaivenes
amarrará mi espíritu a tu puerto.
.
( autor Mardy Mesén Rodríguez )
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A MI DIFUNTA MARDY:
.
Una vez más regreso a la montaña
a buscar entre enebros y sabinas
los últimos rescoldos de tus huellas
y el borroso calor de tus cenizas,
a maldecir el triunfo de la muerte
que logró separarnos de por vida.
Y en esta soledad, a cielo abierto ,
todo el otoño calla y todo grita
alborotando todas mis tristezas
cuando siento tu voz clara y precisa.
.
Tu presencia, que anula las distancias ,
se enrosca en alocadas fantasías
cuando, muerta, te infiltras en mis venas,
mientras te siento, entre mis brazos, viva.
Cuando juntos los dos sobrevolamos,
ingrávidos, la cárcaba infinita
y el mundo queda atrás, se desvanecen
las urgencias del sexo y las antiguas
servidumbres de cuerpos torturados
por fuegos de pasión y de lascivia.
.
Hoy, ya lo ves, soy solo la apariencia
de lo que fui, perdona que te diga
que tu ausencia ha quebrado el equilibrio,
ya de por sí inestable, en que vivía.
Soy un muerto viviente entre los muertos,
un fantasma flotante, a la deriva,
esperando que llegue la marea
y me arrastre en sus olas a tu orilla...
Juntos decidiremos si me muero
o esperamos a ver si resucitas.
(autor Reyes Ferrándiz)
(Derechos Reservados de autor)
al frágil espejismo de mi cuerpo,
la claridad del alma nunca olvida
el amor que latió dentro del pecho.
Reyes, si estás atento, si presientes
que algo rozó tus labios, no es el viento,
es esta evocación tan misteriosa
que me permite ser airado beso.
No llores por mi rostro inadvertido
ni por el palpo astral de este secreto,
desnúdate en la lúdica consciencia
y abísmate en mis brazos en silencio,
que mis muslos se aferren a tu espacio,
y no olvide mi pálido esqueleto
ese canto de zíngaras, el ruido
de esa pulsión vital de nuestro sexo.
Quiero el réquiem airoso de tus venas
por siempre en las instancias de lo eterno,
que el ànfora funesta del olvido
no vierta entre nosotros su veneno.
Cada golpe de mar en sus vaivenes
amarrará mi espíritu a tu puerto.
.
( autor Mardy Mesén Rodríguez )
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A MI DIFUNTA MARDY:
.
Una vez más regreso a la montaña
a buscar entre enebros y sabinas
los últimos rescoldos de tus huellas
y el borroso calor de tus cenizas,
a maldecir el triunfo de la muerte
que logró separarnos de por vida.
Y en esta soledad, a cielo abierto ,
todo el otoño calla y todo grita
alborotando todas mis tristezas
cuando siento tu voz clara y precisa.
.
Tu presencia, que anula las distancias ,
se enrosca en alocadas fantasías
cuando, muerta, te infiltras en mis venas,
mientras te siento, entre mis brazos, viva.
Cuando juntos los dos sobrevolamos,
ingrávidos, la cárcaba infinita
y el mundo queda atrás, se desvanecen
las urgencias del sexo y las antiguas
servidumbres de cuerpos torturados
por fuegos de pasión y de lascivia.
.
Hoy, ya lo ves, soy solo la apariencia
de lo que fui, perdona que te diga
que tu ausencia ha quebrado el equilibrio,
ya de por sí inestable, en que vivía.
Soy un muerto viviente entre los muertos,
un fantasma flotante, a la deriva,
esperando que llegue la marea
y me arrastre en sus olas a tu orilla...
Juntos decidiremos si me muero
o esperamos a ver si resucitas.
(autor Reyes Ferrándiz)
(Derechos Reservados de autor)
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