Me queda
.
Me queda
la estricta longitud de la calle
para gritar augurios,
el arco de la voz
para lanzar un verso,
y un hueco de preguntas
que se ha llenado de muertos.
Me queda la fórmula homicida:
“miseria más indiferencia, igual miedo”…
locura más impunidad como un jinete apocalíptico…
un Armagedón entre los valles y los pueblos,
esa lluvia ácida
que toma al verde bulbo
y a la rosa incipiente
por almuerzo.
Me queda un fantasma
infectado de olvido,
mil veces moribundo
jugando a la rayuela
en los pabellones ausentes,
en las aulas siniestras.
Me queda el espanto disecado
en los ojos de las madres,
un frío como alfombra
en esta jaula de asfalto sin esperanza,
este virus de sangre
que salpica los ojos del huérfano,
que devora a la novia,
al hermano,
al hijo,
y se lleva hasta su cueva
esa desgracia fresca robada a los umbrales,
mientras la tierra abriga,
como tristes raíces,
los huesos de los hombres,
sus sueños e ideales.
.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
Derechos Reservados
•Copyright ©
“miseria más indiferencia, igual miedo”…
locura más impunidad como un jinete apocalíptico…
un Armagedón entre los valles y los pueblos,
esa lluvia ácida
que toma al verde bulbo
y a la rosa incipiente
por almuerzo.
Me queda un fantasma
infectado de olvido,
mil veces moribundo
jugando a la rayuela
en los pabellones ausentes,
en las aulas siniestras.
Me queda el espanto disecado
en los ojos de las madres,
un frío como alfombra
en esta jaula de asfalto sin esperanza,
este virus de sangre
que salpica los ojos del huérfano,
que devora a la novia,
al hermano,
al hijo,
y se lleva hasta su cueva
esa desgracia fresca robada a los umbrales,
mientras la tierra abriga,
como tristes raíces,
los huesos de los hombres,
sus sueños e ideales.
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Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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