Desde mi ser
.
Bajo un cielo anegado de nubes temblorosas
llegué a la vida un día en suelo campesino,
un esplendor alado paseaba entre las rosas
y, por el verde prado, también voló mi trino.
Las manos indulgentes, su devoto lenguaje,
me dieron esperanza con su verdad primera,
la savia de su sangre bendijo mi paisaje
y, entre aquellas raíces, brotó mi primavera.
De Afrodita sangrante a Sejmet invencible,
he sido rosa herida pero en su misma espina.
Mi corazón sonríe. Un lumen infalible
ha invadido mis ojos como el sol la colina.
Con el arco del tiempo se disparó mi lanza,
quizá voló muy lejos, tal vez bajó del cielo,
más lo más importante que pesa en mi balanza
son los seres amados y el rastro de mi anhelo.
El alba tiñe el verso y es la paz que ambiciono:
dejar mi nívea estela con un temblor fecundo,
que vuelva mi alma etérea al vergel de su trono,
y que un beso en los labios me arranque de este mundo.
.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
Derechos Reservados
•Copyright ©
7-11-2014
me dieron esperanza con su verdad primera,
la savia de su sangre bendijo mi paisaje
y, entre aquellas raíces, brotó mi primavera.
De Afrodita sangrante a Sejmet invencible,
he sido rosa herida pero en su misma espina.
Mi corazón sonríe. Un lumen infalible
ha invadido mis ojos como el sol la colina.
Con el arco del tiempo se disparó mi lanza,
quizá voló muy lejos, tal vez bajó del cielo,
más lo más importante que pesa en mi balanza
son los seres amados y el rastro de mi anhelo.
El alba tiñe el verso y es la paz que ambiciono:
dejar mi nívea estela con un temblor fecundo,
que vuelva mi alma etérea al vergel de su trono,
y que un beso en los labios me arranque de este mundo.
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Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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