Yerta
Frente a su imagen yerta y sepultada
y con mi rostro hundido entre las manos,
borré todos los sentimientos vanos
con llanto de impotencia desolada.
No alzó para mirarme su mirada,
y escuálidos impulsos diluvianos
golpearon a los mármoles ufanos
para exhumar su sombra de la nada.
Las flores van ungidas de tristeza,
¡Oh, Madre!, sale el sol y no es lo mismo
entre la pesadumbre del jardín.
Hay un lirio que tiene tu pureza,
es tu rostro en la aurora un espejismo,
y el luto de mi ser no tiene fin.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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