Elegía (Soneto Isabelino)
Dejo la nívea flor ante el sepulcro
que abriga la presencia más amada,
rompo de la emoción el llanto pulcro,
y me aferro a tu cripta, enamorada.
Y lloro de impotencia, sin consuelo,
con mis brazos tendidos a tu sombra;
beso con mis rodillas ese suelo
que ha desterrado al labio que me nombra.
Y amo con un poder indiferente
la piel que es simplemente un espejismo,
en este injusto trueque de la mente
que viaja en el recuerdo hacia tu abismo.
En el sueño mortal ya se eterniza
mi llama en el fulgor de tu ceniza.
Mardy Mesén R.
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