DE RIQUEZA Y POBREZA
“¡Inclínate ante mí!”, dijo el dinero,
y el hombre se vistió con su arrogancia,
le dio a los bienes súbita importancia,
dejando incluso el alma en ese fuero.
¡Qué mortal ilusión!, ¡qué mal certero!,
desechar la humildad en discrepancia,
al pobre despreciar con petulancia
por un sueño que es breve y embustero.
Es la pobreza el ave desvalida
que, sin la educación, doliente crece.
Hay riqueza maldita y mal habida.
Lo que hoy está, después desaparece,
cambian los amos, cambia la partida,
nada se lleva nunca quien fenece.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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