SU INDÓMITO AZUL
SU INDÓMITO AZUL
Ankara, tu luna desciende a sus ojos
y un mágico velo se enreda en mi faz,
¿con qué me maldicen sus breves sonrojos?,*
¿con qué hipnotizaron por siempre mi paz?
No puedo adorarle y observo de hinojos
su boca, su cuerpo, mi anhelo incapaz,
pues nuestras culturas han puesto cerrojos
a este fuego intenso, sediento y voraz.
A donde se marche me lleva consigo
como en mi alma guardo su cálida hombría,
como ama el Egeo su indómito azul.
No hay pena más grande ni mayor castigo
que amar su reflejo tras la lejanía
del cielo otomano…, del mar de Estambul…
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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