Soledad
Una sequía responde
al llamado del alma,
germina en la oquedad
de mi presencia.
El verso desfallece abriéndose paso
en la humedad del recuerdo.
Soledad,
déjame tu sosiego
como una perla gris
en la palma de mi mano.
Aguárdame,
en la fosa disoluta
donde el latido olvida su lenguaje
y se desgarra el luto de las horas.
Un bosque ya se anuda a mi garganta,
me abruma su presencia
imponderable,
extiende por mi cuerpo su follaje
y me cubre de ausencias
y de ramas.
Soledad,
se ha quebrado mi última palabra.
Mardy Mesén R.
Derechos Reservados
•Copyright ©