domingo, 25 de junio de 2017
ESTÁ LLOVIENDO, PADRE
ESTÁ LLOVIENDO, PADRE
Abre el surco ya, padre, que la celeste albura
de una lira encantada se esconde en los trigales;
quiero asirme a tus hombros y, en su fraterna altura,
ver otra vez los verdes prados primaverales.
Quiero escuchar mi nombre en voz de tu ternura
mientras las aves vuelan sobre los guayabales;
un cálido espejismo se ha vuelto tu figura
brotando entre las sombras de los nuevos rosales.
Está lloviendo, padre, en tu triste montaña
y los yiguirros trinan en mi plomizo pecho,
mi corazón se inclina sobre esta tierra huraña
donde una vez tus manos sembraban el barbecho.
Un pájaro ha anidado en el jardín sombrío,
mientras mis ojos, padre…, se inundan de rocío.
Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica
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