jueves, 9 de febrero de 2017
YO QUIERO
YO QUIERO
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Yo quiero un espejismo emocionado,
un beso efervescente,
una comparsa de silencios cómplices….
sin anillos
ni promesas
ni conclusiones lapidarias.
Yo quiero un incesante centelleo,
un beso que no implique una respuesta,
un aire compartido,
las flores que no están sobre la mesa
sino en el campo llovido.
Yo quiero una aldea de pensamientos
donde los pobladores
no escuchen las falacias de los miedos,
no tiemblen por sumisas ilusiones,
no guarden cual tesoros los rencores.
Yo solo quiero calles de ojos claros,
ventanas que no anuncien soledades,
rosas que nadie pueda regalarme…
florecer en mí.
Yo quiero luces en mis venas
que anuncien la felicidad,
el rítmico tesón que guarda la alegría emancipada.
Yo quiero un altar de autoestima
para llevarle flores,
para rendirle devoción,
donde no se adjunten alimañas,
ni ratas consentidas,
ni tréboles de cuatro patas venidos a menos,
ni inspiración robada a la verdad,
ni dientes decolorados por sonrisas falsas
y latidos sospechosos,
yo quiero un altar para festejar el silencio
y reconocerle todos los créditos a la realidad.
Yo quiero ojos para ver lo evidente
y no excusarme de ceguera,
ojos abiertos que simulen espejos
para que quien se mire en ellos
se desnude,
se pervierta de conocimiento,
se diluya en su propia indiferencia,
se examine,
se confunda,
y por último se pierda…
si no vale la pena conocerle.
Yo quiero extensiones de sol bajo mis pies,
brillo en mis huellas,
salmos recitados por caminos
que saben reconocer las fronteras;
yo quiero pasos,
no quiero caminar arrastrada aunque se pudiera,
aunque millones lo hagan,
aunque las sombras que queman
exijan las flexión de mis rodillas;
no quiero otro camino,
quiero el mismo,
pero recorrerlo erguida.
Yo quiero un recital de emociones
conjugadas en “sí puedo”,
quiero manos viriles
pero con argumentos,
quiero compañía que acepte la fuga…y el silencio;
hombros frescos
no para llorar
sino para dejar de llorar en ellos,
hombros de hombre que merece serlo.
Yo quiero frescura, gracia, libertad…
inviernos que respeten mi fuero,
alturas para soñar,
besos que puedan germinar,
y una sucesión de olvidos pequeños
que acunar en noches profanas.
Yo quiero piel
y sangre,
y voz para enhebrar ilusiones,
incluso al borde de las tempestades;
y al perro que ladra en mi ventana
regalarle mi mejor sonrisa,
regalarle siempre
un trozo de pan y de justicia.
Yo quiero….
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Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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