AMAR

Parafraseando a Lope de Vega

AMAR

Besar la trampa misma del abismo,
arder, llorar, gozar cada minuto;
dar al mortal encanto ese tributo
con leve ingenuidad, con heroísmo;

embaucarse en la fe por uno mismo,
sembrar sin cosechar tal vez el fruto,
beber del labio amado vida y luto
aun sospechando el fiero cataclismo;

la clara ensoñación y el hondo celo,
nada más nos importa, mientras tanto
nos brindan del placer el dulce roce;

al averno caer tras ver el cielo,
entregar vida y alma al desencanto…
es amor, y el que amó bien lo conoce.



Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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HAY UN POEMA

HAY UN POEMA



Al pie de un rojo eclipse, hay un poema
que mi nombre reclama y solicita;
basta que a mi alma nombre, y resucita
la musa demencial de mi dilema.

Troca mi voz en piel de algún fonema,
mi escasa libertad se debilita,
escribo en la penumbra mientras grita
el verbo que exorcizo y que blasfema.

Ese vuelo me empuja al cautiverio,
y no hay gloria ni premio que me obligue
a amar la claridad de su estocada.

Tan solo he de vivir por su misterio,
porque su cruel encanto me persigue
y del todo me empuja hacia la nada.

Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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ESTE VERSO QUE SOY

ESTE VERSO QUE SOY


Este verso que soy, crea o no crea,
que me acusa de amarlo y que me ama,
es el sol de mi bosque y mi retama,
es la lumbre espumosa que golpea.

Me marea la voz de su marea,
me enerva de esplendor en su oriflama;
vuelve a mi corazón su intensa llama…,
vuelve a quemar mi piel su ignota tea.

No le incita la gloria ni el motivo
de ese deslumbramiento sensitivo,
tan solo es testaferro de su aliento.

Y, en las cuerdas del lírico destello,
mi alma se anuda al bronce de su cuello
como un Pegaso etéreo abraza al viento.

Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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SILENCIO

SILENCIO

Silencio…, hondo silencio, las voces se han marchado,
el eco de mis pasos me esquiva adormecido;
de mi precaria estancia el tiempo se ha fugado,
y, en el nido del pecho, hay un mirlo dormido.

Muros de hiel, silencio; los pasillos de al lado,
la mesa, los estantes, el comedor vencido
son tristes espejismos de añil desvencijado
frente al jardín de rosas que mancilló el olvido.


Ayer, hoy y mañana desde el mismo desierto;*
en mi retina, ocioso, un aire de orfandad
fragmenta mi conciencia en mudo desconcierto.

¿A dónde fue mi canto, mi orgullo, mi verdad?
¡Qué anciana es la penumbra que hoy mora entre mi huerto
en la invencible angustia de esta fiel soledad!


Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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UNA LEVE CONFUSIÓN

UNA LEVE CONFUSIÓN


"¡Ave, Ninfa de los Versos!
-le decía por privado-,
diosa, musa y afrodita,
virgen de gentil vocablo".
Inspirado en un escote,
empezó a volar muy alto;
ya no miraba figuras
ni acentos ni ritmos, claro,
estaba fuera de sí,
era un hombre entrado en años.
Corría en su sangre un potro,
desbocado y sin descanso,
en una salvaje lira
envuelta en poemas cándidos.
No tuvo ni el mismo Aquiles
tanto arrojo y tanto garbo,
mas la cicuta del mundo
le dio el trago más amargo…,
la dama de sus deseos
se llamaba Luis Gerardo.


Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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De viaje...

De viaje...


Me invitó a que otras tierras conociera
y hemos venido a Europa los dos solos,
pero están más calientes ambos Polos
y está más tibio el “freeze” de mi nevera.

Yo voy de ron en ron, de hoguera a hoguera,
mas el pulso me marca: "congelado";
es tan lento mi ritmo y opacado
que pensar en bañarme es herejía;
solo quiero volver a Coronado.

Con el frío a la carta día a día,
ni se salva una buena compañía.

Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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A hibernar

A hibernar

Me aferro a la coraza de peluche,
que será, por lo visto, necesaria;
me aferro a esta inflexible indumentaria
que ahora es mi mortaja y es mi estuche.

Soy la envidia del clan de los Mapuche,*
vestida de este modo en una helada
en medio de la nieve y la emboscada
tan cruel y sorpresiva que me orquesta;
me es imposible hallar una respuesta
cuando la luz del sol va congelada.

Si es el frío la única propuesta,
come y duerme sin más como protesta.
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Mardy Mesén R.
San José, Costa Rica.
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